Mediante el vacío, el corazón del hombre puede convertirse en la regla o en el espejo de sí mismo y del mundo, pues al poseer el vacío y al identificarse con el vacío originario, el hombre es la fuente de las imágenes y de las formas.
– François Cheng.
Los tres artistas reunidos comparten un fuerte vínculo familiar al ser Guillermo el padre de Pedro y Pablo, desde ahí la biografía se hace intensa y propia de cada hijo en la relación con su padre y en cómo este lazo sanguíneo genera un diálogo subterráneo entre ellos y sus formas de crear. La admiración es mutua, así como la influencia por los trabajos que han realizado independientemente durante sus vidas.
Guillermo, quien estudió diseño teatral y bellas artes, deja en sus hijos la huella de ambas disciplinas. En Pedro, a través de lo plástico, dado a su trabajo con el papel blanco que es manualmente cortado y plegado; y en Pablo, quien se dedica al diseño teatral y de vestuarios con impresionantes juegos de colores formados por las telas en el escenario. Ahora, ¿cómo conviven estas realidades en sus obras y qué puede reunirlas conceptualmente?
El vacío es el concepto que cruza el trabajo de estos tres artistas, quienes a través del dibujo, de la plástica y la pintura articulan tres formas de trabajar el espacio en una especie de vaivén continuo que invita a observar el vacío: desde lo exuberante del neobarroco que busca eliminar cualquier espacio en blanco, hasta la delicadeza de los pliegues, junto a la intensidad del color sobre la nada.
Elisa Massardo P.
Curadora