“Paradojas de lo íntimo” explora las distintas dimensiones que conforman lo que se conoce como el ámbito privado. Entre ellas encontramos la vida cotidiana, que es donde se despliegan los vínculos familiares, domésticos y afectivos; también las particularidades y ambivalencias que definen a cada persona; y por último encontramos la sexualidad y el deseo, los que entrecruzan las dos dimensiones mencionadas.
Históricamente, el espacio de lo privado se ha construido en oposición al de lo público. Esa misma lógica binaria que organiza nuestra comprensión del mundo, es la que ha moldeado la división entre lo femenino y lo masculino desde el régimen heterosexual. De allí que “la mujer” esté relegada a lo privado, mientras que lo público se ha erigido desde y en función de la masculinidad. Es en respuesta a esta oposición que se articula la consigna: “lo personal es político” que el movimiento feminista ha promovido por décadas. Entender lo que ello implica permite cuestionar esa división irrestricta y enfatizar que el espacio de lo íntimo, que es también el de lo doméstico y minoritario, tiene el potencial de minar los supuestos hegemónicos.
Es la idea de lo privado la que también ha amparado siglos de violencia contra las mujeres, infancias y disidentes sexuales: “la familia es un nido de perversiones”, sostenía Simone de Beauvoir. Es en la transgresión de lo íntimo que se perpetúan crímenes como la violación, que busca poseer física y moralmente a la víctima; y es en lo íntimo también que deseamos, buscamos el placer y generamos lazos afectivos. Esta muestra busca evidenciar dichas paradojas, hacernos transitar por el horror de la violencia y la potencia del deseo y los afectos. Para ello, propongo un recorrido por obras de siete artistas, las que exponen los contrasentidos que configuran nuestro cotidiano. Complejizar la mirada, a través de estas distintas estrategias artísticas, es un deseo pretencioso, no obstante, de afanes, ambiciones y dudas se entreteje esta muestra.
Mariairis Flores